Reforma y Contrarreforma
EL MUNDO ANTERIOR A LA REFORMA
La Iglesia vendía prebendas y beneficios solo a las personas que podían comprarla, y quienes la criticaban acusaban que muchos obispos no habían pisado jamás sus obispados y recibían rentas, mientras la Iglesia cobraba. En 1517 el Papa León X decidió erigir la Basílica de San Pedro y para cubrir los gastos el Papa entregaba al creyente, a través de un documento, gracia y perdón de sus pecados, y a cambio de esto, el católico pagaba una cantidad de dinero determinada.
LA REFORMA DE LUTERO
Lutero responde haciendo una crítica total al sistema religioso: niega a los sacerdotes su papel de intermediarios, propone la interpretación personal e individual de la Biblia, rechaza los sacramentos como formulismos vacíos y afirma que es la fe y no sus obras la que salva al ser humano. Muchos príncipes alemanes y masas de campesinos se volvieron adeptos de Lutero, quien predica una iglesia pobre y señala que el Estado, como representante del pueblo, se hará cargo de las riquezas de la Iglesia y serán los campesinos quienes ocupen las tierras de obispados y abadías. En general, los seguidores de Lutero consideran a este cristianismo más puro y más cercano al mundo real.
LA REFORMA FUERA DE ALEMANIA
Juan Calvino, en Ginebra, se convirtió en el más intransigente de los luteranos, creando el calvinismo. El calvinismo se caracterizó, fundamentalmente, por sostener la predestinación. Dios todo lo sabe, sabe quién se salva y quién no, los países en los cuales se expandió el calvinismo fueron Suiza, Holanda, Escocia, Inglaterra, Francia.
Enrique VIII deseaba crear una Iglesia nacional, por lo que rompió sus relaciones de dependencia con respecto al Vaticano.
En 1534 se publicó el acta de primacía por medio de la cual el rey se convertía en la única autoridad de la Iglesia Nacional. De esta manera, nace la Iglesia Anglicana, existente hasta el día de hoy en Inglaterra.
LA CONTRARREFORMA
Como respuesta a la división de la Iglesia en todo el Norte de Europa, la Iglesia Católica comenzó un período de ajuste a los nuevos tiempos. Los cristianos que no aceptaron la reforma luterana, no abandonaron la idea de reformar la Iglesia, motivo por el cual se reunieron en Trento, en mayo de 1545, convocados por el Papa Paulo III. Este Concilio duró hasta 1563 y fue uno de los instrumentos que sirvió para frenar el avance de los protestantes. Las concepciones que se fijaron en Trento en el siglo XVI fueron la concreción de los intentos contra reformistas católicos que lucharon por impedir el avance del protestantismo.
En este período surgieron dos elementos que reformaron y actualizaron el pensamiento católico: uno, a nivel espiritual, conocido como el misticismo que suponía la proximidad a la divinidad a través de la imaginación y de la meditación.
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